Le dijeron que no había dioses, ni mitos ni ritos, ni cielos ni infiernos, ni siquiera que se fiara de su imaginación, de sus emociones o de su intuición, y mucho menos que creyera en la magia.
Y se quedó sola la razón razonando.
Y se murió de pena.
Pero no soltó ni una lágrima.
Uhh se sintió extraño éste..
ResponderEliminarigual tiene razón..
Woow! Que bueno!
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Muy interesante tu blog, el mío es el primero que me hago y espero seguir publicando, está entrete la cosa.
Cuídate, un beso.
Adiós.
Cuatico, y muy bueno.
ResponderEliminarSaludos