lunes, 26 de octubre de 2009

Las Ruinas del Edén

Acto I [Dios:]
Tan solo estoy... odio esta absurda soledad.
La tristeza de un Dios que no alcanza a comprender
cómo un trozo de su Ser tan pronto le olvidó.
Ahora hurgas en mi herida y aún no entiendes quién soy yo,
yo te concedí la vida y no ves la realidad,
ahora ya no hay marcha atrás
en tus ojos puedo ver, las ruinas del Edén.

Llora el cielo, y la mar sabe que ya no es azul,
el viento ha dejado de hablar
y el sol ahora esconde su luz. No entiendo.
Si ya lo has destrozado, que más quieres de mí
un día, tal vez, seas sensato y tus dudas te alejen del fin
Morías por mí. Tu vida eran Dios y tu fe,
y ahora te crees con poder, desafías mi ley.

Acto II [Hombre:]
Un ser me trajo aquí, no pude elegir
Él cree que soy feliz pero no es así.
No intentes que sienta miedo diciéndome que es amor
y el dolor que siente el viento es el mismo que siento yo.
Soy sólo un hombre, no intentes cambiarme, no...
vive tu vida y olvida la mía, sé que tal vez no lo entiendas
pero he de luchar.
Moría por ti, mi vida eran Dios y mi fe
Yo no tengo el poder, solo tengo mi vida.

Acto III [Dios:]
Tan absurda situación sólo tiene una salida
no me tratas como a un Dios y jamás comprenderás
todo el daño y todo el mal por el que hoy has de pagar.
Llora el cielo, y la mar sabe que ya no es azul
el viento ha dejado de hablar
y el sol ahora esconde su luz. No entiendo.
Si ya lo has destrozado, que más quieres de mí
un día, tal vez seas sensato... pero hoy tendrás que sufrir:
Las ruinas del Edén.

sábado, 10 de octubre de 2009

Gunugulín

¡Dibididabididí!¡Dabidibabidibú! El duendecillo camina por el bosque,
con sus calzas verdes y sus zapatos dorados.
Va saltando de seta en flor y de flor en seta.
Trepa a un árbol mientras se cala su gorro rojo y canta
"Soy Gunugulín con colores del otoño ¡dúbidi dúbidi dá! me gusta el color rojo,
me gusta el pastel, me gusta beber...
¡¡¡Beber, beber, beber!!! Hasta caer de culo...
¡Dúbidi dúbidi dú!"a voz en grito.
Salta de la rama del árbol y rebota en un hongo dando una
pirueta cae de pie y hace una reverencia. Levanta la cabeza y canta
"Soy Gunugulín y me tiro desde un árbol ¡tengo valor, tengo valor! y también
equilibrio... ¡Tengo va.. Aaagghhh!!!
El lince se relame. De un salto ha cazado al duendecillo y ahora lo degusta.
Mientras se acerca su compañera le dice
"¿Sabes? Los duendes no deberían vestir gorros rojos.
Se ven tan bien... aunque saben amargos,
debe ser de tanta cerveza y tanta canción..."
"Con lo mal que te sientan" le dice su compañera
"estarás una semana con ardor"
"Pero es que no puedo ver a un tipejo de esos saltando de rama en rama
y noatacarlo ¡¡bueuuuurp!! Perdón"
La compañera lo mira con sus ojos dorados y le dice con reproche
"No hables con la boca llena, es asqueroso"
Ambos linces se alejan trotando.
En una roca cercana queda el gorro rojo con un desgarrón.

jueves, 8 de octubre de 2009

Una Lágrima


Miró aquella escena con horror.
No sabía muy bien qué había ocurrido, sólo que
lo que había ante sí era irrevocable.
En sus pupilas se reflejaba la tragedia con
tal claridad que parecía querer sacar una fotografía,
a pesar del dolor que invadía su pecho.
No quería mirar, pero no podía evitarlo. Su vida, su alma y su
ser se desvanecieron en un vacío insondable;
todo lo que era parte de sí giraba y
giraba en un remolino apocalíptico hasta perderse
para siempre en una sima oscura y fría.
Observaba, intentando no pensar, desechando lo que sentía casi con frialdad,
como si todo aquello fuera una broma que se había salido de su cauce
y hubiera tenido fatídicas consecuencias.
Entonces, como respondiendo a un instinto profundo,
una lágrima se escapó de su ojo, dejando marcas en sus mejillas
sucias por el polvo, y se escurrió elegantemente por su mentón
hasta quedar prendida sólo por el deseo... hasta que finalmente cayó.
Sólo una lágrima...

Iria Tuñas Pernas